martes, 25 de noviembre de 2008

Pelando la cebolla

Robaré a Günter Grass el título de su libro para este humilde post. Poco a poco voy sacudiendome de mis prejuicios (a un precio alto, pero en fin). No se cuando llegará eso que la gente llama exito pero de que me estoy acercando al fondo del asunto, nadie me lo va a negar. Estoy avanzando, dolorosamente, hacia el centro de todo. Hacia lo importante.

Estoy despojandome de todo, incluso de lo que me aferraba con uñas y dientes. Estoy abriendo las manos, con las palmas al cielo.

Estoy dejando de rogar por aceptación, de tratar de complacerlos. Vayanse a la mierda.

Estoy entendiendo que la gente se equivoca, yo también me equivoco. Parece obvio, todos lo dicen, pero recién entiendo a que se refieren.

No vale arrepentirse, es por gusto. No vale la pena preocuparse por el pasado o el futuro; uno ya pasó y el otro no existe.

La semana pasada cayó un meteoríto en Canada; pudo haber caído en mi cabeza. Ayer le cayó una piedra en la cabeza a un policia y se murió. Ando mirando al cielo preocupado. Los seres humanos somos paranóicos. Obsesivos.

Ayer no contesté el telefono, sentí vergüenza. ¿De que carajo? No sé. Somos, tambien, orgullosos.

La vida me empuja a seguir pelando la cebolla. Quisiera gritarle a la vida: ¡ya basta!, pero sería como gritarlo al espejo.

¿Entonces para que gritarlo?... ya me toca escuchar:

¡YA BASTA!

No hay comentarios.: